domingo, 18 de enero de 2015

Comentario sobre El francotirador paciente

Esta semana tenemos que hacer un comentario sobre el libro que hemos leído, El francotirador paciente, del escritor y periodista español Arturo Pérez-Reverte. Arturo fue reportero de guerra durante 21 años y es miembro de la Real Academia Española. 
Ya había leído otros libros de este autor, como La casa de los espíritus o El Asedio, lo que más me gusta de sus libros es su siempre sorprendente final, que resulta muy dificil de intuir. 
El francotirador paciente me ha resultado un libro muy interesante, sobre todo por la forma en la que la protagonista, Alejandra Varela, reunía las pistas para dar con el grafitero Sniper. El libro nos introduce en el mundo del grafiti, que es descrito de diferentes formas, pero siempre con gran pasión. Ser grafitero supone arriesgarse, expresar ideas y pensamientos, pero sin buscar obtener beneficios de ello. Esto es lo que más me ha sorprendido, para los grafiteros está mal visto vender sus grafitis, están en contra del sistema, de las industrias y empresas que obtienen beneficios del arte. Los escritores (como se denominan los grafiteros entre ellos), no están de acuerdo con los criterios que usa la sociedad para clasificar las obras de "arte", todo aquel que se una al sistema, será considerado un traidor. Por eso quizá la mayoría de los grafiteros eran muy jóvenes, ya que cuando llegaban a cierta edad, necesitaban dedicarse a algo de lo pudiesen vivir. 
En El francotirador paciente, encontramos otros temas como la homosexualidad, a pesar de la gran evolución de la sociedad, en el libro podíamos ver situaciones en las que se trataba muy mal a la protagonista, incluso se le insultaba por su homosexualidad. Sorprende la magistral manera de escribir de Arturo Perez-Reverte, que en este libro, cuya protagonista es homosexual, se limitaba a hacer descripciones de las mujeres con todo detalle, mientras los hombres pasaban a un segundo plano. 
El deseo de venganza, es quizá, el secreto mejor guardado por el autor en este libro, Arturo nos va dejando pistas del enorme amor que sentía Alex por Lita, pero no explica exactamente su muerte hasta el final. Alex decide vengarse de Sniper, a pesar de que en un principio, ella había dicho que él era inocente de las muertes de los grafiteros. En mi opinión, Sniper era realmente un delincuente, ya que llenaba la cabeza de cientos de jóvenes de ideas basadas en la ilegalidad y la peligrosidad. Obviamente esto no justifica el asesinato que comete Alex, quién decide vengar a su novia por su propia cuenta, por el simple placer de vengarse, ya que ni siquiera acepta el dinero que iba a pagarle Biscarrués, el padre de otro chico que murió haciendo un grafiti por Sniper. Aunque el libro realmente no profundiza en la relación entre Biscarrués y su hijo, se adivina que tenían una serie de problemas, ya que el chico muere haciendo un grafiti en el edificio de su padre, se entiende como una especie de acto de rebeldía. 
En general el libro me ha parecido muy bueno y he aprendido muchas cosas que desconocía sobre el mundo del grafiti.

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